Palabras que no se lleve el viento

Iniciamos un blog de experiencias y noticias que surgen a partir de la Pastoral Juvenil Diocesana del Táchira. Es un momento importante, que parte de los encargados de la parte informática, los Neo y Morfeus de turno. Un blog que desea servir palabras importantes para esta comunidad informal y móvil de jóvenes venezolanos que deseamos servir de corazón a la juventud y a la sociedad en el nombre del Señor.
Las palabras se las lleva el viento. Es cierto en muchos casos. En nuestro caso sería el río mediático en el que se las llevaría, el río amazónico en que se ha convertido Internet, con una exuberancia de noticias, de mensajes y conversaciones. Y ese es nuestro temor al iniciar este blog que surge en este bellísimo rincón de los Andes, uno de los lugares más hermosos del planeta en estos días de invierno tropical, con las nubes rozando las montañas y la humedad dando brillo a los infinitos matices del verde de la vida.
Queremos dejar en estas páginas palabras que no se las lleve el viento. Palabras que queden en la complicidad tejida entre lectores y escritores. Palabras de reflexión, de noticias, de experiencias. Tenemos la esperanza de que sean palabras de peso, sazonadas de amistad y aliñadas de alegría, porque nadamos en ellas en cada ocasión en la que nos encontramos con motivo de la pastoral juvenil diocesana. Palabras curadas en el budare de la amistad y en el horno de la oración.
Nuestra esperanza de permanencia se basa, sin embargo, en la fuerza de la Palabra, de Jesús, al que queremos amar y anunciar con todas nuestras fuerzas. Él, nuestro alto pana, que en estas tierras venezolanas significa algo así como nuestro amigo, cómplice y compinche. Por eso el título del blog, porque queremos contar la historia de su paso por nuestras vidas y la vida de nuestros pueblos.
Invocamos la fuerza de la bendición de Dios sobre todos los amigos y amigas que se asoman a estas páginas. Gracias por tu tiempo. Gracias por tu conexión. Gracias por tu abrazo virtual.
A Cristo alto pana, y a su Santísima Madre: a él consagramos estas palabras. Se las lleve el viento o no, a él cada aliento y cada letra. Amén