Espíritu Santo, el joven de la Iglesia …
.....A PERSEVERAR ......
Con verdadero entusiasmo hemos querido desde el Secretariado Diocesano de Pastoral Juvenil escribir a quienes dedican parte de sus vidas por el trabajo de los jóvenes, y de una manera muy especial a todos los jóvenes, máxime cuando se acerca ya la Solemnidad de PENTECOSTES, fiesta de la Iglesia. Pues en las vísperas de este momento especial consideramos muy oportuno sentirnos, Iglesia que camina y acompaña a los jóvenes, debido a que Dios nos está mirando con una especial bendición. Nos ha permitido vivir la Misión a la que estamos llamados a realizar en plenitud en cada una de nuestras tareas: anunciar el NOMBRE DE SU HIJO A LOS JOVENES.
Esta es una buena oportunidad para reavivar el ser de la juventud. Por ello, podemos afirmar que el ESPIRITU SANTO ES EL JOVEN DE LA IGLESIA, porque la mantiene viva, renovada, inquieta, siempre en novedad. Desde esta figura propia del Espíritu cada joven debe apoyarse a vivir la novedad de la vida, que no es otra cosa si no la de ser testigo de la salvación.
Hemos considerado que es una gracia que Dios confíe en nosotros; es más fácil decir que nosotros confiamos en El. Pero, que Dios te mire para una Misión es una respuesta continua a lo que haces. Sin embargo, pudiésemos preguntarnos ¿por qué lo hace?, y la respuesta es que es una iniciativa de Dios. Es un llamado confiado en una respuesta generosa. Sin embargo, no hay que esperar que sea el otro el que va actuar. Al estar unidos no hay nada que temer, para triunfar tenemos que entender que es solo CONFIANZA DE DIOS, que nos hace ser esperanza para rescatar y animar.
Por ello, es necesario que nos hagamos conscientes, todos los que de una u otra manera trabajan por los jóvenes, que no hacemos un trabajo por iniciativa nuestra, ni porque me sobra el tiempo, ni por ningún interés personal o económico, es solo un llamado personal de Dios, es Dios quien ha visto tu fraternidad, cualidades y capacidades, y te ha puesto ahí. No es casualidad, es causalidad que Dios te llame a esto. A los jóvenes no les podemos dar lo que nos sobra, o lo que simplemente puedo en lo que alcance, o encerrarnos en un no puedo más. No lo merecen. Necesitan vivir la confianza que Dios nos tiene. Tenemos que reavivar la gracia que hemos recibido de parte de Dios. Tenemos que dar gracias a Dios por los jóvenes. Tenemos que afianzar, seguir perseverando en la oración y en el trabajo por los jóvenes.
Ciertamente, pueden ser muchas las razones que nos pueden desanimar en el trabajo por los jóvenes, pero que creo que la mejor aptitud que tenemos que tomar es la de PERSEVERAR, porque el futuro tiene un nombre específico: los JOVENES. Los jóvenes tienen que tener ofertas para su crecimiento, y la mayor es el enriquecimiento de su vida espiritual. Solo así podrán desarrollar todas las capacidades que tienen. En algunos momentos, tenemos que preguntarnos si estamos ofreciendo oportunamente y adecuadamente estos espacios para la vida juvenil. Muchos quieren solo enriquecerse a costa de los jóvenes, sin importar que les puedan ofrecer, solo son valorados por lo que producen. Esto acarrea consecuencias tristes en los jóvenes, porque aun cuando puedan ser ofertas atractivas al inicio, siempre terminan destruyéndole al final. Y ¿quién acude en ayuda de esos jóvenes, que son abandonados luego de vivir ofertas de vida que no apuntan a la dignidad de persona integral?.
Por eso, más que nunca desde nuestra identidad de trabajo, desde nuestras familias / hogares, desde nuestros colegios, liceos y universidades, nuestras parroquias eclesiásticas, nuestros grupos / movimientos juveniles, instituciones y organizaciones, iglesias hermanas, y otros tenemos que PERSEVERAR en nuestro trabajo por los jóvenes. No hay tiempo que perder. Los jóvenes tienen que sentir que estamos ofreciéndoles un camino integral que les ayude a impulsarse a una renovación moral de la juventud. Con criterios, opiniones y protagonismo definitivos. No dejándose llevar por los demás, aun por ideas o situaciones. Desde la reflexión y la acción todos podemos ayudar. La clave es la PERSEVERANCIA en nuestra propia oración y en nuestro trabajo. Cuando lo hacemos desde el sentido de fraternidad podemos sentir que un trabajo eclesial (de comunidad, de todos).
El Secretariado de Pastoral Juvenil quiere animar a todos los que trabajan por el bien de los jóvenes. Con la esperanza de fortalecer la comunión en un trabajo mutuo por los jóvenes, les animamos a PERSEVERAR. No estamos solos, los apóstoles lo hacían también desde la oración, la escucha de la Palabra y el compartir del pan. Ellos, son la mejor muestra que lo podemos lograr. Con la fuerza del Espíritu Santo, que recibiremos el día de PENTECOSTES estaremos llenos del Entusiasmo del Señor para PERSEVERAR.
Con la confianza puesta en el Espíritu Santo podremos seguir llenándonos de su gracia y entusiasmo para colocarnos como los apóstoles: a trabajar sin ningún miedo ni temor. A su vez, a los jóvenes también les invitamos a no cerrarse a las acciones del Espíritu. Con el deseo que los jóvenes manifiesten siempre un protagonismo desde su ser juvenil, con la esperanza de dar lo que tienen en pro de sus compañeros jóvenes, les invitamos a vivir este tiempo de gracia con una verdadera y renovada acción del ESPIRITU, PERSEVERANDO para ser jóvenes capaces de engrandecer la Iglesia, la familia y la sociedad. Que el Espíritu Santo, Dios mismo, bendiga a cada joven del Táchira.
Secretariado de Pastoral Juvenil.
.....A PERSEVERAR ......
Con verdadero entusiasmo hemos querido desde el Secretariado Diocesano de Pastoral Juvenil escribir a quienes dedican parte de sus vidas por el trabajo de los jóvenes, y de una manera muy especial a todos los jóvenes, máxime cuando se acerca ya la Solemnidad de PENTECOSTES, fiesta de la Iglesia. Pues en las vísperas de este momento especial consideramos muy oportuno sentirnos, Iglesia que camina y acompaña a los jóvenes, debido a que Dios nos está mirando con una especial bendición. Nos ha permitido vivir la Misión a la que estamos llamados a realizar en plenitud en cada una de nuestras tareas: anunciar el NOMBRE DE SU HIJO A LOS JOVENES.
Esta es una buena oportunidad para reavivar el ser de la juventud. Por ello, podemos afirmar que el ESPIRITU SANTO ES EL JOVEN DE LA IGLESIA, porque la mantiene viva, renovada, inquieta, siempre en novedad. Desde esta figura propia del Espíritu cada joven debe apoyarse a vivir la novedad de la vida, que no es otra cosa si no la de ser testigo de la salvación.
Hemos considerado que es una gracia que Dios confíe en nosotros; es más fácil decir que nosotros confiamos en El. Pero, que Dios te mire para una Misión es una respuesta continua a lo que haces. Sin embargo, pudiésemos preguntarnos ¿por qué lo hace?, y la respuesta es que es una iniciativa de Dios. Es un llamado confiado en una respuesta generosa. Sin embargo, no hay que esperar que sea el otro el que va actuar. Al estar unidos no hay nada que temer, para triunfar tenemos que entender que es solo CONFIANZA DE DIOS, que nos hace ser esperanza para rescatar y animar.
Por ello, es necesario que nos hagamos conscientes, todos los que de una u otra manera trabajan por los jóvenes, que no hacemos un trabajo por iniciativa nuestra, ni porque me sobra el tiempo, ni por ningún interés personal o económico, es solo un llamado personal de Dios, es Dios quien ha visto tu fraternidad, cualidades y capacidades, y te ha puesto ahí. No es casualidad, es causalidad que Dios te llame a esto. A los jóvenes no les podemos dar lo que nos sobra, o lo que simplemente puedo en lo que alcance, o encerrarnos en un no puedo más. No lo merecen. Necesitan vivir la confianza que Dios nos tiene. Tenemos que reavivar la gracia que hemos recibido de parte de Dios. Tenemos que dar gracias a Dios por los jóvenes. Tenemos que afianzar, seguir perseverando en la oración y en el trabajo por los jóvenes.
Ciertamente, pueden ser muchas las razones que nos pueden desanimar en el trabajo por los jóvenes, pero que creo que la mejor aptitud que tenemos que tomar es la de PERSEVERAR, porque el futuro tiene un nombre específico: los JOVENES. Los jóvenes tienen que tener ofertas para su crecimiento, y la mayor es el enriquecimiento de su vida espiritual. Solo así podrán desarrollar todas las capacidades que tienen. En algunos momentos, tenemos que preguntarnos si estamos ofreciendo oportunamente y adecuadamente estos espacios para la vida juvenil. Muchos quieren solo enriquecerse a costa de los jóvenes, sin importar que les puedan ofrecer, solo son valorados por lo que producen. Esto acarrea consecuencias tristes en los jóvenes, porque aun cuando puedan ser ofertas atractivas al inicio, siempre terminan destruyéndole al final. Y ¿quién acude en ayuda de esos jóvenes, que son abandonados luego de vivir ofertas de vida que no apuntan a la dignidad de persona integral?.
Por eso, más que nunca desde nuestra identidad de trabajo, desde nuestras familias / hogares, desde nuestros colegios, liceos y universidades, nuestras parroquias eclesiásticas, nuestros grupos / movimientos juveniles, instituciones y organizaciones, iglesias hermanas, y otros tenemos que PERSEVERAR en nuestro trabajo por los jóvenes. No hay tiempo que perder. Los jóvenes tienen que sentir que estamos ofreciéndoles un camino integral que les ayude a impulsarse a una renovación moral de la juventud. Con criterios, opiniones y protagonismo definitivos. No dejándose llevar por los demás, aun por ideas o situaciones. Desde la reflexión y la acción todos podemos ayudar. La clave es la PERSEVERANCIA en nuestra propia oración y en nuestro trabajo. Cuando lo hacemos desde el sentido de fraternidad podemos sentir que un trabajo eclesial (de comunidad, de todos).
El Secretariado de Pastoral Juvenil quiere animar a todos los que trabajan por el bien de los jóvenes. Con la esperanza de fortalecer la comunión en un trabajo mutuo por los jóvenes, les animamos a PERSEVERAR. No estamos solos, los apóstoles lo hacían también desde la oración, la escucha de la Palabra y el compartir del pan. Ellos, son la mejor muestra que lo podemos lograr. Con la fuerza del Espíritu Santo, que recibiremos el día de PENTECOSTES estaremos llenos del Entusiasmo del Señor para PERSEVERAR.
Con la confianza puesta en el Espíritu Santo podremos seguir llenándonos de su gracia y entusiasmo para colocarnos como los apóstoles: a trabajar sin ningún miedo ni temor. A su vez, a los jóvenes también les invitamos a no cerrarse a las acciones del Espíritu. Con el deseo que los jóvenes manifiesten siempre un protagonismo desde su ser juvenil, con la esperanza de dar lo que tienen en pro de sus compañeros jóvenes, les invitamos a vivir este tiempo de gracia con una verdadera y renovada acción del ESPIRITU, PERSEVERANDO para ser jóvenes capaces de engrandecer la Iglesia, la familia y la sociedad. Que el Espíritu Santo, Dios mismo, bendiga a cada joven del Táchira.
Secretariado de Pastoral Juvenil.